lunes, 3 de junio de 2013

PUBLICACIÓN DE RENGLONES DE ARENA DE EDITORIAL CÍRCULO ROJO

Renglones de Arena es un libro de la autora Marisa Infante que ha salido no hace mucho a través de la Editorial Círculo Rojo.

Para todos aquellos que aún no lo conozcan, os dejo su sinopsis: Roma, seis exegetas involucrado en el estudio de códices arcanos. Un viaje, una investigación donde la exegesis revelará la luz de un mundo oculto, ignoto al status quo de la humanidad. Tres exegetas ajenos a una conspiración, penden de un hilo. Ellos, implicados sin saberlo en los designios de lo que "ya estaba escrito", se verán forzados a asumir la fatalidad de un quiebrlo de la muerte. Jamás los ángeles debieron atreverse a alterar la armonía de sus vidas, de nuestras vidas. Sociedad hermética... silencio, oscuridad. Estaba escrito.

Para los más curiosos, además, os muestro el inicio del libro:

Desierto occidental, en un lugar perdido al sur de El Cairo, Egipto.
Recuerdos acaecidos, un funesto episodio, que ella: Mar, evocaba. El cual jamás se borraría de su memoria:
<<-¡No!... ¡Brendan,… no! –la catástrofe se cernió sobre los que allí estábamos. Mar, gritaba. No podía reaccionar, sin embargo:
-Amor mío, despierta,… ¡despierta! –el llanto la consumía ante la cruda evidencia.
Arrodillada junto a él, no dejaba de pronunciar su nombre, tocándole la cara con la esperanza de que él le respondiera.
Fue en vano.
-Mar, cálmate… Todos estamos apesadumbrados.
-No, Sam, esto no está pasando. Tómale el pulso, ¡dime que está bien! ¡Dímelo, dímelo!... –deshecha por el dolor, quedó abatida sobre la arena, rota por el llanto>>.
Yo, Sam, la contemplaba desde mi abatimiento e impotencia, yo, amigo y espectador de un capricho del destino injusto y al que no sabía qué nombre darle.
Ellos, habían cumplido el trato pactado con el destino, pero una grieta en lo ya escrito, desgarró el plan urdido por la fatalidad.
Jamás los ángeles debieron atreverse a soliviantar la armonía de nuestra rutina, tocada por el horror de lo no soportable.
Infinito mar de arena; las arenas del tiempo. El desierto, testigo mudo de un pérfido envite del azar.
Horizonte desdibujado por un quiebro de la muerte.

¿Qué os parece?

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