Claudia es una adolescente que vive en Roma con su madre. Le gusta ir a su aire y huye del trato con las personas.
Emma es la chica extranjera que llega nueva al instituto. Es una niña rica, manipuladora y que consigue siempre lo que quiere.
Lucia es inocente y buena. Ayuda a sus padres en el puesto de verdura donde trabajan.
Y por último, está Anselmo, un chico más mayor, con un halo especial. Dejó el colegio y se dedica a arreglar bicicletas en el taller de su padre, además de otros encargos secretos.
La historia comienza cuando Claudia tropieza con Anselmo. Más tarde, la aparición de Emma en la escuela y su afán por ser amiga de ella y de Lucia, las llevará inexorablemente hasta este chico. Poco a poco las chicas se irán interesando más en él, algunas por motivos románticos, y otra por curiosidad, al darse cuenta de que esconde un gran secreto.
Poco a poco los hilos del destino van a ir entrelazando sus vidas durante la trama del libro y no podrás parar de leerlo.
La novela me ha sorprendido desde el principio, con esos párrafos deliciosos y esa misteriosa historia. Con esa originalidad de la trama donde las bicicletas son otros personajes más. Con esa pluma fluida y esa prosa con tintes poéticos. Todo esto me hizo enamorarme sin remedio y leerme el libro visto y no visto.
En cuanto llegué al final, descubrí que iba a tener una segunda parte, y además, aparecía el primer capítulo de la siguiente novela, que devoré al instante, quedándome con ganas de más.
En cuanto llegué al final, descubrí que iba a tener una segunda parte, y además, aparecía el primer capítulo de la siguiente novela, que devoré al instante, quedándome con ganas de más.
Conclusión final: una historia diferente, que te hace soñar y te deja un buen sabor de
boca; con unos personajes con personalidades bastante marcadas y que parecen no
tener mucho en común; un libro sobre la amistad, el amor y el destino que
recomiendo leer.
PUNTUACIÓN GENERAL (sobre 10): 10